lunes, 21 de septiembre de 2009

A LA MANERA DE EMILE ZOLA


No presumo de listo, aunque tampoco creo que sea tonto. Situado en ese punto de partida, asumo que el titular de una noticia es muy difícil que llegue a contener las matizaciones siempre necesarias para explicarla y aclararla. Para eso está luego el desarrollo de la misma: La función del titular es llamar la atención del lector. Pues bien: En los próximos días auguro que se publicará uno en los medios de comunicación de medio mundo que nos hará sonrojar de vergüenza e indignación. Será más o menos este:
‘El juez Garzón, en el banquillo por pretender investigar el franquismo’.

Desolador lo que está ocurriendo en el Tribunal Supremo de este país, que se ha metido de lleno en una guerra abierta, no sabemos si contra la figura de un magistrado, o para impedir que en España se cierren definitivamente las heridas causadas por la dictadura. Las dos ideas hacen estremecer las carnes democráticas por lo que pueden significar para una institución fundamental en la estructura del estado y sus conexiones con determinados intereses políticos. Lo que sigue es el resultado de investigar diversas fuentes en internet, a partir de una información al respecto leída en el diario ‘el país’:

Sea por la ignominiosa razón que sea, parece que la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo va a por Baltasar Garzón. No hace falta recordar que, insinuaciones de personalismo en sus actuaciones aparte, ha sido el juez que desde su puesto en la Audiencia Nacional ha enviado a prisión a más de un millar de etarras, acabó con los GAL y la inmunidad de Pinochet, desarticuló los clanes del narcotráfico gallego, y ha sido fundamental para fortalecer desde los tribunales la lucha contra la impunidad a nivel internacional en los delitos relacionados con los derechos humanos. Guste o no su forma de actuar, nadie puede negar que estos son datos que forman parte de su curriculum.
Como a estas alturas ya nadie puede creerse que las cosas ocurran por casualidad, o que los protagonistas se muevan a determinados niveles por intereses diáfanos y libres de toda sospecha, por eso resulta sumamente esclarecedor levantar la alfombra de los hechos para ver la posible basura que puede haber acumulada debajo.
Por increíble que parezca, hay determinados estamentos del gobierno contrarios a que se investigue el lado más oscuro de la dictadura franquista. Por otro lado, Garzón y sus métodos expeditivos nunca han gozado de simpatía en un amplio sector de la judicatura progresista. Siempre le han acusado de ir por libre, pero hasta el momento el malestar se iba expresando sólo a través de difusas críticas a los llamados jueces estrella. Es aquí donde interviene decisivamente la figura del magistrado instructor del Supremo -Luciano Varela- fundador de Jueces para la Democracia y amigo personal de la Vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, que parece liderar al sector del gobierno que movilizó todas sus influencias para impedir que Garzón accediese a la presidencia de la Audiencia Nacional. El detonante fue su decisión de suspender las actividades de ANV a espaldas del criterio gubernamental, inmediatamente después del cese de la tregua de ETA.
Varela fue el encargado de investigar en aquellos días unas supuestas remuneraciones recibidas por Garzón como profesor invitado de la Universidad de Nueva York supuestamente no comunicadas al Poder Judicial y dio traslado de las mismas , apuntando que el juez habría incurrido en "falta muy grave" al no notificar que iba a percibir una "nómina". Una cuestión que podría haberle costado la suspensión de funciones. El Poder Judicial archivó todas las denuncias y dio por buenos los razonamientos expuestos por Garzón, pero mientras tanto, el escándalo liquidó su candidatura a presidir la Audiencia Nacional.
Y la gota de agua que colmó el vaso ha sido la apertura del proceso al franquismo, que ha puesto de manifiesto las ostensibles carencias de la Ley de la Memoria Histórica y dejado en pañales al gobierno, entre lo recogido en el programa electoral del PSOE y el deseo de contentar de alguna manera a los sectores sociológica y políticamente más reaccionarios de este país. La reacción no se hizo esperar, y el juez pronto tuvo en contra a la Fiscalía, que se ha opuesto desde un principio al sumario.
A la vez, y por increíble que parezca, en el transcurso de las investigaciones se ha establecido una especie de alianza tácita con el sector más ultraconservador de la magistratura, que ha celebrado de manera notoria la presentación de la querella que el sindicato fascista ‘Manos Limpias’ ha presentado contra Garzón, al oponerse tajantemente a la Ley de Memoria Histórica y a los procesos de localización de fosas de asesinados en la Guerra Civil. La querella fue admitida a trámite con el voto favorable de cuatro magistrados conservadores y tres progresistas.
Los mismos protagonistas, a los que ahora se han sumado otros tres jueces conservadores, han convenido de nuevo reabrir la investigación por el asunto de Nueva York justo cuando llega el momento decisivo en que Luciano Varela ha de decidir si archiva la querella de Manos Limpias o sienta a Garzón en el banquillo.
Estremece pensar en cómo podemos sentirnos seguros si un personaje de relevancia a nivel internacional de semejante calibre puede ser hostigado de esta manera por las diversas instituciones del estado. Y una cosa más para terminar: La mera sospecha de la intervención desde la sombra moviendo los hilos de este asunto de la Vicepresidenta del Gobierno sería un escándalo de proporciones desconocidas para la democracia española.
No es conveniente añadir dramatismo ni demagogias, intentemos ser serios. Pero de ser ciertos los hechos, son de tal gravedad que no se puede mirar hacia otro lado. Es otra época, serían distintas las razones, pero eso en realidad da lo mismo: Esperemos que el ‘Caso Garzón’ no se convierta en una caricatura hispana de aquél otro ‘Caso Dreyfus’, que estremeció los cimientos del estado francés. En cuanto a lo que a este articulista respecta, pido disculpas a mi admirado Emile Zola por tomar prestada su célebre frase: Por lo pronto, y mientras no se demuestre que estoy equivocado, también ‘YO ACUSO...’

1 comentario:

Rita dijo...

La independencia de Garzón pienso que es incuestionable, lo ha demostrado siempre, recordemos cuando lo nombró ministro Felipe González, duró lo que un caramelo a la puerta de un colegio, en cuanto quisieron manejarlo desde el Gobierno, dimitió. Es po esa independencia por la que lo persiguen, así es la democracia en este país. Nunca admitirá el sector de la derecha que se desee enterrar a los muertos con dignidad, eso si, los muertos de la guerra, los ocasionados por la izquierda, esos si fueron inmediatamente rescatados, y si no, recordemos también a Paracuellos, nada más entrar Franco en Madrid, lo primero que se hizo fue desenterrar a esos muertos para enterrarlos con honores, lo que demuestra que todos los muertos no son iguales, Muy buena tu exposición, besitos