martes, 11 de agosto de 2009

ANÓNIMO


Que más da no tener
nombre ni rostro
si puedo perderme
entre tus sombras.
No me importaría
ser algo inapreciable,
para estar a tu lado
sin que llegases a advertirlo:
Así podría inhalar el aire
que expelen tus pulmones
y contemplar de cerca
las maravillas que escondes.
Como un guardaespaldas,
te protegería de ti misma
y velaría tu dormir,
aunque fueses la nostalgia
que llenase mi vida.
Lo sé. Es mi egoísmo
que me puede,
cuando de ti se trata:
Sucede que te extraño
aún sin haberte conocido,
pues tu cuerpo está tejido
con los hilos de mis sueños,
aunque estés ausente
en el tiempo y el espacio.
No es mi intención
el molestarte,
prometo no desesperar
si miras a través de mí,
sin poder verme.
Aún así mis manos
serán el instrumento
para llenarte de caricias
que se perderán en el viento,
y construir un poema
para alumbrar tu sonrisa...
Con la firma de un anonimato.

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