viernes, 17 de julio de 2009

ESTÍO


Sestear despreocupado
en el frescor de la arboleda,
escuchar entre las ramas
chasquidos de mirlos,
susurros de pinzones...

En las grietas del suelo
espiar las filas de hormigas
que laboriosas, se entrecruzan
bordeando la hojarasca.

Observar entre ramajes
el palpitar minúsculo de la vida
mientras destellos de sol
irrumpen fugaces hasta el suelo.

Sentir con absoluta maravilla
las peripecias de la existencia,
y sentir el tiempo detenerse,
en paz con el corazón y el espíritu.

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