martes, 14 de julio de 2009

CÁNTICO


¿Qué fue de los abrevaderos
de la sensualidad y el goce?
¿Con qué derecho
han sido condenados
por la moralina religiosa
y la truculencia santurrona?
Que respiren las pieles al sol,
y desnudos de equipaje,
lancémonos con regocijo
en pos de la arquitectura del instinto.
Alcemos altares de caricias,
reguemos de saliva los surcos del deseo,
oficiemos ceremonias
exaltando la libertad de amar,
entonemos un himno
a la efervescencia de los cuerpos,
y hagamos saltar la banca
de la amoralidad pagana
y el disfrute de la carne en libertad.

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