Labores diferentes,
esfuerzos desiguales,
tareas de hombres
tan opuestas entre si...
En la tierra
llueven cansancios,
sequías y plagas,
callos en las manos,
y horas de sol implacable.
En el asfalto
crecen el estrés,
la insensibilidad,
los recelos con el diferente
y las amenazas de despido.
A los que elaboran leyes
dictan las normas,
velan por el sistema
y se proponen salvarnos,
les salen hastíos, mala leche,
infartos e insolidaridad.
Y mientras tanto,
al que trabaja las palabras
le quedan exilios,
cárceles, muertos en las calles,
amores, desamores,
los árboles y los mares
esfuerzos desiguales,
tareas de hombres
tan opuestas entre si...
En la tierra
llueven cansancios,
sequías y plagas,
callos en las manos,
y horas de sol implacable.
En el asfalto
crecen el estrés,
la insensibilidad,
los recelos con el diferente
y las amenazas de despido.
A los que elaboran leyes
dictan las normas,
velan por el sistema
y se proponen salvarnos,
les salen hastíos, mala leche,
infartos e insolidaridad.
Y mientras tanto,
al que trabaja las palabras
le quedan exilios,
cárceles, muertos en las calles,
amores, desamores,
los árboles y los mares
para llenar con ellos
el aforo de sus garabatos.
el aforo de sus garabatos.
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