domingo, 5 de abril de 2009

PERDER


Perder es un arte
no demasiado complicado.
En realidad
perdemos algo cada día:
Las llaves de la puerta,
las horas malgastadas,
un calcetín desparejado,
algunas oportunidades,
los amigos que olvidamos,
el norte y la brújula,
la paciencia y la entereza
el hilo de las cosas
y la capacidad de sonreír...
No ha de ser un desastre,
es más, puede venirnos bien
perder algunas cosas:
la vergüenza y los temores,
las cargas que la vida
deposita en nuestros hombros,
el afán desmedido por el dinero,
las ansias de poder,
y los enfados que no solucionan
problema alguno.
Y no es malo que incluso
nos concediéramos la posibilidad
de perdernos nosotros mismos,
porque es posible que perder,
en determinadas ocasiones
sea sinónimo de victoria.

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