sábado, 18 de abril de 2009

EL PADRE PERFECTO


Tenía una opinión muy negativa de la figura del padre en la institución familiar. Renegaba del rol masculino, pues había llegado a convencerse de considerarlo nefasto para la historia de la humanidad. Optó por la asepsia: Tendría hijos, pero sin influir en ellos, ni ser correa de transmisión de un emblema con tal carga de valores negativos. Así que se convirtió en el donante anónimo ‘C-351’, en el banco de esperma del hospital de su ciudad.
Lo aceptaron de inmediato, después de realizarle el test sicofisiológico de rigor. Llegaron a considerarlo el donante perfecto. Era relativamente joven y poseía el potencial genético adecuado: Coeficiente intelectual por encima de lo normal, alto y de porte atlético, sonrisa abierta y bastante guapo (en opinión de la enfermera que le pasaba el frasco de vidrio donde depositaba el líquido seminal en cada visita). En cuanto a las cualidades morales... En la entidad sanitaria no se ocupaban de tal aspecto de la personalidad de sus donantes.
Se siente orgulloso de ser padre y nunca se ha llegado a plantear el dilema moral de no conocer a su progenie, que en la actualidad y según los archivos de la clínica alcanza la cifra de 26 descendientes. En cuanto al amor... Tampoco resultaba necesario complicarse la vida con sentimientos de ese tipo. Curiosamente, en su interior está convencido de ser el paradigma de la figura paternal, y resulta imposible convencerlo de lo contrario. Hasta que llegue el día en que alguien se atreva a arrojarle a la cara el significado del término egoísmo...

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