lunes, 16 de marzo de 2009

FRÍO EN LOS HUESOS


Las voces se quebraron,
por eso ahora hablo en silencio.
El aire es pesado, la luz molesta:
prefiero mil veces la oscuridad,
porque en ella me siento a salvo.
No existen los milagros,
el amor está contaminado
y no quedan labios
para proyectar una sonrisa.
Los asesinos de ilusiones
nos acechan.
No hay nadie entre la multitud.
El cielo ya no es un misterio,
aunque sigan brillando
las estrellas muertas.
Necesito algo de calor,
para combatir la maldición
del frío en los huesos.
Alrededor la vida sigue:
Hace un rato sonreía un niño,
aquella mujer se despliega con el viento,
y un anciano caminaba
con la lentitud de los años que pesan.
Todo parece normal,
y sin embargo ya nada
parece ser lo que era.

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