martes, 24 de marzo de 2009

EL CORAZÓN Y LA RAZÓN


A veces me he querido
cuando me reprobaban,
a veces me he odiado
si me amaban,
pero desde hace un tiempo
ya no se querer ni odiar,
se me quedaron atrás los sentimientos:
los perdí en algún recodo del camino
al darle prioridad a la razón
y obligar al corazón a esconderse
tras el escudo del raciocinio.
La razón pone límites
donde el corazón se siente libre
para arriesgarlo todo en una apuesta,
pero aún no he capitulado,
ni firmé la rendición de mis locuras.
Quizás dentro de unas horas
vuelva a ser irracional,
escoja dejar de meditar las cosas,
regrese a los vuelos sin alas,
a la posibilidad de la caída libre,
y me arroje a sentir la vida
con los ojos cerrados,
sin protección alguna
ni seguridad que valga un pimiento.
Estoy empezando a cansarme
de hacerle caso omiso al corazón.

No hay comentarios: