domingo, 15 de marzo de 2009

'A CIEGAS', de Fernando Meirelles


Hay que ser valiente o tener muy claro la manera de adaptar la historia a la gran pantalla, para arriesgarse a llevar al cine una novela como ‘Ensayo sobre la ceguera’, de José Saramago, el escritor portugués que ha elegido la isla de Lanzarote como lugar de residencia. Desde que se publicó en 1995, la novela fue considerada por la crítica un clásico de la literatura, y me consta que está entre los libros favoritos de mucha gente.
Se trata de una magnífica parábola sobre la extrema delgadez de la línea que nos separa de la barbarie, y expone sin tapujos nuestra ceguera metafórica ante las catástrofes (naturales o no) que asolan la ‘civilización’ que hemos construido. Pero también reflexiona sobre la necesidad de colaborar los unos con los otros para salir adelante y afrontar positivamente los avatares negativos a los que tenemos que hacer frente en la vida.
Afortunadamente ha sido Fernando Meirelles, el director brasileño que tiene en su nómina obras tan importantes como ‘Ciudad de Dios’, o ‘’El Jardinero Fiel’, quien aceptara el reto: Leyó una y otra vez el libro para captar todas sus sutilezas y lo que significa la idea de una comunidad expuesta a una situación límite, pasó horas con los ojos vendados intentando captar la manera en que se escucha el mundo y lo que pasaría si uno se quedase ciego de repente... El resultado se agradece: Opta por no ofrecer una verdad al espectador y plantea que las cosas no son analizables desde la dualidad blanco-negro, porque la realidad ofrece una gama de colores muy variada. En cuanto a las soluciones... el reto sociológico está en encontrar de manera individual las posibles respuestas a las interrogantes que se nos abren, y cada espectador habrá de encontrar por sí mismo el camino cuando se enciendan las luces del cine.
Lo más estremecedor es asumir que una sociedad avanzada sólo es un pequeño paso adelante en el camino que ha de recorrer la humanidad para escapar de la ancestral fase de barbarie de la que procedemos. Y lo sencillo que puede ser el volver sobre nuestros pasos... La visión de la película es obligada para todo aquél que aún conserve inquietudes sociales. Olvidemos por una vez la tentación de compararla con el libro original, un lastre que no conduce a nada, y disfrutemos de la propuesta de su director. Todos saldremos ganando con ello.

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