AUDIENCIA NACIONAL VERSUS ISRAEL

Cuando en la República Sudafricana el apartheid estaba en todo su esplendor, se produjo en todo el mundo un consenso generalizado sobre el imperativo moral de condenar a un país que daba cobertura legal al racismo como base para un sistema social vergonzante. El país dejó de contar en los foros internacionales y el boicoteo a sus productos fue una medida que se mostró sumamente eficaz para ayudar a la comunidad negra a conseguir sus derechos como ciudadanos libres. No es muy diferente la política que Israel está poniendo en práctica en Cisjordania, y más concretamente en Gaza, por lo que debería ser igualmente condenable. Pero ese ente tan abstracto que se ha dado en llamar la Comunidad Internacional permite que en Palestina se asesine impunemente y que en la práctica, un país ocupante convierta en un inmenso campo de concentración donde los derechos humanos brillan por su ausencia el territorio de un pueblo que tiene todo el derecho a ser libre e independiente para construir su propio destino.
Por otro lado, hay una conciencia mundial que se ha movilizado justamente contra el atentado contra cualquier idea de justicia que ha supuesto el Centro de Retención de Guantánamo. Ya se vislumbra en el horizonte la posibilidad del cierre, e incluso hay países que se brindan a recibir a algunos de los reos que allí han purgado unas penas que en la mayoría de los casos nadie conoce. Mientras tanto, Israel mantiene presos a centenares de palestinos acusados de prácticas terroristas sin prueba alguna y sin unas mínimas garantías judiciales. No parece que nadie mueva un dedo por ellos...
El cinismo es tan grande que produce náuseas. El de las autoridades de Israel porque se aprovechan de la sensación de culpabilidad que a nivel internacional siguen ocasionando las terribles consecuencias que en la comunidad judía supuso el holocausto para hacer lo que les viene en gana y traicionar a las víctimas de la sinrazón nazi poniendo en práctica un modo de actuar que en su esencia viene a ser lo mismo, pero esta vez desde el lado de la barrera de los asesinos. Y cinismo también el de los países de doble moral para los que un acto no es condenable por la gravedad que entraña, sino dependiendo quién lo hace y los intereses políticos, estratégicos y comerciales que se pondrían en peligro al posicionarse sobre el mismo.
Entre tanta basura, es de destacar que un juez de la Audiencia Nacional se haya declarado competente para investigar, y en su caso juzgar, al ex ministro de Defensa Benjamin Ben-Eliezer y otros seis altos cargos militares israelíes por ordenar el lanzamiento de una bomba de una tonelada en el barrio de Al Daraj, en la ciudad de Gaza, durante una operación para asesinar al líder de Hamás Salah Shehadeh. El ataque en una zona densamente poblada ocasionó la muerte de 14 personas (siete de la misma familia) y causó unos 150 heridos. La causa se sustenta en el marco de la competencia que la legislación española atribuye a la Audiencia Nacional para instruir delitos por genocidio, terrorismo o contra civiles cometidos en un conflicto armado fuera del territorio nacional.
Como es de suponer, en Israel un hecho como este siempre tendrá su justificación moral, nadie va a ser condenado por ello. Y en otras instancias ya mencionadas no moverán nunca un dedo, independientemente de la gravedad de lo ocurrido. No sería moco de pavo que un juez español condenase a los imputados en este caso, porque los afectados no podrían abandonar territorio israelí a riesgo de ser inmediatamente detenidos si se emite una orden internacional de búsqueda y captura. Por ahora lo anterior es una mera conjetura al estar adelantándonos a los hechos, ya que solamente se ha abierto una investigación judicial. Pero al menos se hace algo entre tanta sensación de impunidad. Tal y como están las cosas, es comenzar a albergar esperanzas de que algo pueda cambiar en la dirección que debiera.