jueves, 8 de enero de 2009

UNA VEZ MÁS


Nos queda lejos el horror
de las sábanas blancas
manchadas de sangre
y el llanto de los niños
abarrotando las calles.
¿Qué importa?
Mejor no hablar de eso,
los víctimas son cifras remotas,
aunque las moscas se posen
en los muñones y las llagas,
restos mudos
de la masacre perpetrada.
Las lunas rojas
se estremecen por tanta crueldad,
pero mejor no mirar
la forma en que la muerte
despliega sus señales en Palestina,
que somos gente
de sensibilidad delicada
y ellos ya deberían
estar acostumbrados a su destino.
Para justificarnos,
propongamos acuerdos
que no respetarán los asesinos
y bajemos el telón
para que no nos salpiquen
las esquirlas sangrantes,
una vez más, y otra, y otra…

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