viernes, 23 de enero de 2009

¿UN NUEVO MESÍAS?


La humanidad siempre anda necesitada de un Mesías. Más en épocas de desconcierto como la presente, donde desde algunos sectores nos quieren convencer de la pérdida de determinados valores en las relaciones personales y entre los estados. No es ajena a esta situación la administración que hasta hace dos días gobernaba la nación más poderosa del mundo. El legado que ha dejado George Bush satisfaría la necesidad imperiosa que tienen los pesimistas de convencerse de tener razones para serlo. Han sido ocho largos años para aprenderlas de memoria, así que no voy a repetirlas. Pero en esa lista ocupa un lugar destacado el desastre que determinadas decisiones tomadas con el pretexto de la Guerra contra el Terrorismo, han supuesto en materia de Derechos Humanos. A saber: La existencia misma de la prisión de Guantánamo, los secuestros ilegales de la CIA, las cárceles secretas en varios lugares del mundo, dos guerras sin aparente solución, y el visto bueno a la práctica sistemática de los malos tratos y la tortura para destrozar las defensas sicológicas y físicas de los detenidos.
En la lucha sorda que siempre se sostiene entre la necesidad de sentirnos seguros y el respeto a los derechos humanos, estos últimos han salido perdiendo por goleada en Estados Unidos. Y en esto, accede a la Presidencia del país el Nuevo Mesías. Hay que alegrarse de la llegada de Obama, eso resulta indudable: Parece venir con unas cuantas ideas claras, y con ánimo de insuflar las energías que el mundo necesita para salir adelante del marasmo donde anda metido. Pero es preciso recordar que, como magníficamente lo ha definido Juan José Millás, este hombre es un simple mortal. Aunque parezca una verdad de Perogrullo, el caso es que las esperanzas que ha levantado son tan grandes, que los mismos que ahora parecen adorarlo pueden ser los causantes de que acabe convertido a más no tardar en un ídolo caído.
El progresismo, la izquierda, siempre ha utilizado las mismas energías para subir a lo más alto a un determinado personaje, que para crucificarlo luego sin problema alguno y con una crueldad extrema. Es un concepto mesiánico de la vida difícilmente comprensible para una mente que se pretenda racional. Así que mejor serenar los ánimos y tener claro el fango desde donde partimos, y la alternativa que había al recién nombrado Presidente.
Que sea noticia destacada en todas las informaciones el hecho de que entre sus primeras disposiciones haya firmado sendos decretos por los que se decide el cierre de Guantánamo y se prohíbe la tortura como método de interrogatorio hablan por si solos del grado de deterioro moral al que se había llegado. Por lo demás, demosle tiempo al tiempo. Tenemos cuatro años por delante para desmoralizarnos si se nos dan razones para ello, pero tampoco podemos pedirle peras al olmo: Exigirle a Obama que solucione en su mandato problemas enquistados durante décadas es, quizás, pedir demasiado. Por lo que a mi respecta, sólo pido que lo intente. Con eso por ahora podemos ir sobrados.

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