jueves, 22 de enero de 2009

POESÍA DE LUCHA


¿Sirve de algo
la poesía de compromiso?
¿Es acaso necesaria
como arma, respiración,
implicación, resistencia,
o ejemplo dignificador?
¿Acaso un puñado de versos
podrán detener la guerra,
las fatales consecuencias
del lenguaje de las balas?
Producir sentidos críticos
nunca ha detenido la acción
cínicamente homicida:
Si a los asesinos no les estremecen
los ríos de sangre
que originan sus acciones,
mucho menos lo hará uno de tinta.
Acepto que escribir contra la guerra
no detendrá las bombas,
pero puede que me detenga a mí,
que sacuda la consciencia
de la propia impotencia
y cuestione el reconocimiento resignado
de la imposibilidad de hacer algo.
Se trata de movilizar mi ser,
intranquilizarme lo suficiente
como para actuar en otros órdenes
contra los muros
habitualmente infranqueables.
Así me alerto
contra mi propia anestesia
y persisto en demandas de justicia,
de pacífica coexistencia social:
Siempre es tiempo de agregar,
de dar testimonio de las fosas,
denunciar la aniquilación,
interrogarse por los modos
en que cimentamos nuestro bienestar,
y estar ojo avizor sobre la inmovilidad
ante el dolor ajeno.
Para ser más conciso
y no extenderme más allá de lo necesario:
Escribo para seguir luchando,
y a través de la palabra
derrotar mi propia pasividad,
que desgraciadamente, es la de todos.
Escribo, en suma,
para cambiarme a mí mismo,
y procurar persuadir
a quienes no están convencidos
de la necesidad moral de cambiar
.

No hay comentarios: