sábado, 3 de enero de 2009

¿CELEBRACIONES? ¿A RAZÓN DE QUÉ?


¿Qué celebramos con tanto afán en los festejos que han acompañado al cambio de año? ¿Acaso hay algo que celebrar ante el panorama que se nos presenta? Todo el mundo habla de la crisis económica, pero nadie se ocupa del conflicto moral que nos azota desde hace tiempo: Los hombres que consideramos importantes nos llevan por el camino de la decepción, las ideologías se vienen abajo, los líderes agonizan en sus miserias, y los discursos se vuelven vacíos. Pocas esperanzas de cara a este 2009 que acaba de comenzar.
Pura negatividad, lo calificarían algunos, pero el caso es que cada vez soporto con más dificultades a mis semejantes. Se equivocó Marx cuando anunció la llegada del hombre liberado del mal provocado por causas sociales, y que pondría su inteligencia al servicio de sus semejantes. El fracaso estaba anunciado, pues llevamos el mal en nuestros genes. Somos seres débiles, egoístas, y como bien dice el filósofo Demetrio Pin, resentidos contra todo aquello que nos recuerde nuestra obligación esencial de estar por encima de la vida inmediata y de la salvación individual.
La modernidad ha traído a los países más tecnológicamente desarrollados un hombre que rehuye su compromiso con la justicia y diluye la responsabilidad de luchar por la dignidad de los seres de su especie. Es un ser que se autoproclama moral e ilustrado, pero que repudia a los que presentan rasgos de veracidad moral para restaurar la dignidad humana. Muerto dios, ahora nos persigue la maldición de que el hombre no soporte al hombre, y que le importen un pimiento los demás. Es la definitiva derrota de los ideales del humanismo, por lo que sólo queda sobrevivir con dignidad, buscar desesperadamente los restos de solidaridad que aún andan dispersos por el mundo, asumir el destino trágico de la existencia y refugiarse (el que pueda y tenga esa suerte) en la liberación del amor: Si amas de verdad tendrás la oportunidad de ser generoso con la vida. Es ese es un don que te ayudará a soportarla.
El bien existirá mientras nuestro espíritu resista. Es la última revolución que nos queda: Considerar como de interés propio los ideales universales de fraternidad y justicia y, simple y llanamente, no perderse a si mismo el respeto.

1 comentario:

Jony dijo...

Además cuerdate que estamos más cerca del 2012, que según los Maya se acaba el mundo como lo conocemos.

Hay muchos profetas que auguran un cambio radical...ya que hablar del fin del mundo me parece algo alocado...según Malaquias por ejemplo, nos quedan aún dos papas por ver para que finalice la Iglesia Católica tal como la conocemos.

Y el archifamoso calendario Maya acababa en el 2012...ya las especulaciones pueden ser varias, jajaja.