miércoles, 17 de diciembre de 2008

SOBRE LA VIDA

Imagen: 'Muchacha asomada a la ventana', de Salvador Dalí
Disculpen que me ponga trascendente. En mi opinión ya hay demasiado pelmazo por ahí soltando sus insufribles andanadas de filosofía barata. Pero ya que existo, a veces hasta me obligo a pensar. Y en algún momento hemos de pararnos a reflexionar sobre el discurrir de nuestra existencia. La vida es vivir. Toma ya cuestiones de Perogrullo, pero el caso es que conozco demasiada gente que lo olvida. Vivir no es algo definible y concreto, sino un proceso. No hay forma de conocer lo que es la vida más que viviendo, estando vivo, fluyendo, discurriendo con ella.
Si buscas el significado de la vida en algún dogma, en una determinada filosofía, en una teología, puedes dar por seguro que acabarás perdido en caminos que no conducen a ningún lado. Al fin y al cabo, esos conceptos y teorías son simplemente una invención del hombre, que necesita tener explicación para todo, y cuando no lo logra de una manera racional tiene la costumbre de tirar de cuestiones de fe...
La vida no te espera en ninguna parte, te está sucediendo. No se encuentra en el futuro, como una meta que hayas de alcanzar: está aquí y ahora, en este mismo momento, en tu respirar, en la circulación de tu sangre, en el latir del corazón. Cualquier cosa que seas o hagas es tu vida y si te pones a buscar significados en otra parte, perderás el tiempo y las oportunidades que se te ofrecen.
La vida es por encima de todo, inseguridad. Y está bien que así sea, porque nos obliga a apostar. Uno nunca sabe lo que va a suceder. Y es hermoso que nunca lo sepa. Si las cosas fuesen predecibles, menudo aburrimiento, que tedio más grande... Si las cosas fueran como nos gustaría que fuesen y todo fuera una certeza, no seríamos hombres, sino máquinas. Sólo existen certezas y seguridades para las máquinas. Ya a veces, ni eso.
La mejor forma de perderse la vida es tener una cierta actitud ante ella. Las actitudes tienen su origen en la mente, y la vida supera la mente. Las actitudes son nuestras creaciones, son nuestros prejuicios, nuestras invenciones. Pero la vida no es creada por nosotros; al contrario, somos sólo ondas en el mar de la vida. ¿Qué clase de actitud puede tener una ola con respecto al océano? ¿Qué tipo de actitud puede tener una hoja de hierba hacia la Tierra, la Luna, el Sol o las estrellas? Todas las actitudes son egoístas, todas las actitudes son estúpidas.
La vida no es una filosofía, no es un problema; es un misterio. Hay que vivirla, no de acuerdo a ciertos patrones de conducta, ni a los condicionamientos de los que dictan las normas morales y las leyes, sino con la convicción de arriesgar en lo personal y hacerlo procurando no dañar a los demás. Hay que intentar siempre empezar de nuevo, entendiendo nuestros errores y perdonando los de los otros. Hay que superar el dolor y transformarlo en conocimiento para seguir en la brecha. Hay que respirar los olores de la amistad, el amor, el sexo y la libertad: Son la aromaterapia de la existencia. Es más fácil decirlo que hacerlo, pero recuerda que tienes toda una vida para intentarlo...

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