lunes, 1 de diciembre de 2008

RESTOS


Tengo todavía vestigios de tu olor
entre las sonrisas de mi hambre...
Conservo prendido en la boca
un hermoso recuerdo de humedades,
pero se han consumido los encuentros
en los que llegabas a mí desnuda
para dibujarte como un sueño
e incrustar deseos en tu piel...
Ya no abriré en mil trozos de pasión
los momentos en que me miras,
ni se elevarán oleadas de ternura
que cicatricen las heridas del alma
y condonen las deudas del pasado...
Porque detrás de mis palabras
se desborda la verdad de un corazón
que deseaba redimirse contigo
y hoy está preso del desconcierto...
Te evaporaste como un sueño
al llegar la realidad de la mañana,
se me caen rotos los sentimientos
al recordar el calor en tu mirada
y la certeza de que siendo nosotros
no existían extremos ni fronteras.
Los pinos, la arena de aquella playa,
las estrellas que alumbraron dichosas
todas las caricias y tantas esperanzas
cuando tu piel y la mía se rozaban,
son un clamor de naufragios y ausencia.
La primera vez que nos tocamos
las noches se volvieron victoriosas...
Hoy todo es confusión y aturdimiento,
llegaron sin avisar, tu huida y mi derrota.
Que sean mi despedida estas palabras,
el último poema con el sabor de tu nombre:
Mañana posiblemente te habré olvidado.

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