domingo, 7 de diciembre de 2008

POEMA INCONCLUSO


Siempre intento escribir
el viejo poema del mundo,
reflejando sencillamente
sus alegrías y sus penas:
las cimas que escalan sus habitantes
para llegar a lo más alto
de sus anónimas vidas,
o los precipicios por donde caen
las esperanzas traicionadas.

Pero llama a mi puerta
la barahúnda cotidiana,
se me caen a trozos las horas,
me llegan recuerdos de una caricia,
la perra está ladrando,
o resuenan los ecos del teléfono
y del timbre de la puerta....
Luego están las paredes
que susurran otras vidas,
traicionan el sosiego y los momentos,
sin que haya nadie al otro lado
de mis ojos enrojecidos.

Intento escribir y me sale una palabra,
pero llega el anochecer
con sus naufragios de siempre,
noto pesadas las nubes,
el mundo se vuelve incoloro,
pues extraño tu perfume
iluminando la cocina
mientras preparamos juntos la cena.
En los postres pronuncio tu nombre,
que se me aparece
tras el vértigo del deseo y la ternura...

Luego, con el final del día,
dirijo una última mirada
al poema siempre inconcluso,
subo las escaleras de la noche
con pasos medidos de tristeza
y me enfrento al frío de la cama
sabiendo de buena tinta
que hay versos imposibles
en un poema que nació muerto,
y jamás verá la luz del amanecer.

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