lunes, 15 de diciembre de 2008

LA VISITA

Imagen: 'Muerte', fotografía de Fabrizio Idae
La muerte decidió que ya era el momento de hacerle una visita. Vino despacio, con los ojos perfumados de colores tristes y sabiendo que nadie puede escapar a su destino. Llegó envuelta en una nube de humo, con aire tétrico y abatido. La calle era una larga mancha de voces y seres anónimos. Allí estaba él, con la cabeza gacha y los brazos colgando, cansados como las ramas de un viejo sauce. Nadie reparaba en su presencia: Los transeúntes no se fijan en un alma rota porque recuerda lo que también puede sucederle a ellos. Le costaba respirar, el aire se le atascada en la garganta y los recuerdos que intentaba expulsar de su memoria... La muerte llegó ese día, deslizándose en silencio, tímidamente, con las manos frías por la cercanía del invierno, resuelta a cumplir la misión encomendada.
Eran las tres y media y el hombre deambulaba con un tetrabrik de vino barato en la mano. Sus pies trataban de no perder la línea recta en el horizonte de asfalto por el que caminaba, descubriendo que después de las derrotas que le había infligido la vida no había nada. Cuando en el reloj de la catedral cercana daban las cuatro, el envase del líquido salvador cayó al suelo, por entre las sombras de los edificios, cada vez más alargadas.
Al hombre se le olvidaron las palabras que guardaba en la punta de los dedos. Los recuerdos y los pedazos de amor quedaron regados en el suelo, a los pies de los peatones que aceleraban el paso al cruzarse con el espectáculo. En algún lugar había alguien que aún sentía algo por él, quizás eso le hubiera salvado. Pero ya casi formaba parte de otra vida y de la persona que tenía su mismo nombre y guardaba algún parecido, pero que dejó de existir hacía ya mucho tiempo...
Y cuando la muerte llegó lo vio tendido en el suelo. Supo de inmediato que ya no había nada que hacer, porque la persona que había venido buscar, decidió iniciar el viaje del que nunca se regresa por iniciativa propia...

1 comentario:

Jony dijo...

Estos son los relatos que me gustan. Esos que te van metiendo poco a poco en la calle viendo incluso al hombre que va moriendo.

Muy bueno.