martes, 9 de diciembre de 2008

Imagen: Viñeta gráfica de Forges
Vuelve a montar el Monseñor Rouco Varela una particular Guerra Santa para colocar un símbolo religioso como el crucifijo en los centros públicos, con el argumento de que pertenece a la historia de España y a su cultura. Y hace unos días, desde determinados sectores de la Conferencia Episcopal española se volvió a la carga contra el laicismo, identificándolo con el nazismo. Los obispos españoles se han embarcado en una cruzada particular contra una de las ideas básicas en la construcción de las sociedades modernas, como es la separación entre Iglesia y Estado. Y en cuanto a los símbolos, deberían darle clases de historia a Monseñor Rouco sobre la cantidad de símbolos de viejas culturas y civilizaciones que desaparecieron en su momento por la acción conjunta de la Cruz y la Espada. De eso no se acuerda, pero le indigna que en este país el tema religioso por fin se reduzca al ámbito privado del que nunca debió haber salido.
La pregunta es si el Espíritu Santo irradia su luz a los obispos cada vez que abren la boca. Imagino que será así, porque ya en su momento se le vio el plumero cuando iluminó a los 115 cardenales que tuvieron que elegir un nuevo Papa, y optaron por un tipo cuyos méritos habían sido convertirse en el mayor enemigo de la Teología de la Liberación y de los teólogos progresistas, el más refractario antagonista del relativismo y la flaqueza, así como en el guardián de la ortodoxia más integrista. Desde entonces la Iglesia española ha retomado el rumbo perdido de azote de herejes, homosexuales, científicos embrionarios, mujeres igualitarias, preservativos, asignaturas para la libertad, librepensadores eutanásicos, enfermedades malditas y sociedades modernas.
Madre mía, la que nos está cayendo encima. Dadas las circunstancias, al menos sirve para confirmar que el pueblo español se nos ha convertido a la civilización: En lugar de escucharse de nuevo las estrofas de la época de la República que decían aquello de: ‘Si supieran los curas y monjas la paliza que les vamos a dar, estarían todo el día cantando: Libertad, Libertad, Libertad’; simplemente pasan olímpicamente de ellos. Aquí los únicos que dan la vara son los que aún llevan el cirio y la sotana en el cerebro y una lanza y una Biblia en cada mano...

No hay comentarios: