lunes, 22 de diciembre de 2008

CULPABLES


Somos egoístas,
nos aterra la soledad,
y por eso nos aferramos
los unos a los otros,
ni tan listos ni tan inteligentes.
Somos culpables
de usar la chapucería
como oxígeno,
y cultivar la tristeza
hasta dejar desierta
de optimismos la vida.
Por eso a veces pienso
que los poemas
habrían de detonarse sin piedad:
Un hombre que escribe
debería hacer estallar
su corazón, su historia,
su propia existencia,
hasta que todo se borrase
de la faz de sus mentiras.
Debería vivir como escribe,
escribir como ama,
amar como cuando el sexo
estalla en mil pedazos.
Sería entonces
cuando podría hablar
con conocimiento de causa
de ser sensible al sufrimiento
y descubrir lo que es bello.
El mundo no necesita
de poetas que sorprendan
con su precioso estilo
o con un conjunto
de palabras floreadas.
Sólo necesitas saber mirar
para ver que en la vida
ya casi no queda nada
en lo que creer,
que es un conjunto
de victorias que no sirven de nada
y hay demasiadas traiciones
a lo que pudimos haber sido.
Todos somos culpables,
así que para ser consecuentes,
todo habría de romperse
antes de que nos alcance
la derrota final.

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