Era una mañana fría, aunque en el fondo eso daba igual sabiendo que iba a morir. El sol comenzaba a alzar sus primeros rayos, por encima de la tapia del cementerio. Justo al lado de la fosa que le habían obligado a cavar junto a sus compañeros víctimas de la infamia; aún quedaba en pie una margarita blanca, como último homenaje a la belleza y la vida. Con un gesto imperceptible para los asesinos se pusieron de acuerdo en no estropearla y despedirse del mundo con esa íntima satisfacción de victoria sobre la barbarie.
Tras el estruendo de la descarga, una gota de sangre sobrevoló lentamente el amasijo de de hombres asesinados y fue a posarse con la delicadeza de una mariposa sobre la flor. Allí dibujó un eterno instante de rojo carmesí en su memoria...
Tras el estruendo de la descarga, una gota de sangre sobrevoló lentamente el amasijo de de hombres asesinados y fue a posarse con la delicadeza de una mariposa sobre la flor. Allí dibujó un eterno instante de rojo carmesí en su memoria...
- Por la recuperación de la Memoria Histórica
- No a los símbolos fascistas en nuestras calles
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