martes, 5 de agosto de 2008

AFORTUNADAMENTE, INSENSATECES

Imagen: 'En una esquina de la mente', fotografía de Haleh Bryan
Puede que el amor
se halle herido de muerte
cuando tu ausencia
es un pájaro que agita
sus alas en mis entrañas,
pero no seré yo el que lo entierre:
Hago que sobreviva
reptando sobre el documento
siempre inconcluso
de tu espalda desnuda,
y culebrea sinuoso
por el deseo indiviso,
que sacudes tenazmente
con tus caderas de fuego.
Por eso procuro
no pronunciar tu nombre,
me finjo indiferente
mientras lo retengo en mi boca
tras barrotes de saliva,
y lo acaricio despacio
con la seda de mi lengua,
hasta que el grito muere
en lo más profundo de la garganta
sin poder ver el sol;
o perdido entre poemas tallados
con avidez infinita de tu cuerpo,
hecho para encajar en sus nichos
la cadencia sacrílega de mi aullido.
Así que en la distancia
no habrán ceremonias fúnebres,
mientras pueda una palabra
describir el pentagrama
de los sueños que aún despiertas,
y podamos brindar por un futuro
que jamás ha sido perfecto.
Ojalá te sacuda la nostalgia,
y espero que hurgue alguna vez
debajo de tu falda
cuando mi nombre se eleve
sobre las nubes que me impiden
pronunciarme en el gozo
donde se consume mi cordura,
y demos rienda suelta al escándalo
de las mentes que condenan
a los insensatos del amor;
que es, por cierto, sexo bien parido
bailando al son de tus pechos,
el elemento que sustenta
el devenir natural de mi universo.

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