Para los que no sean de estas islas la noticia les pasará desapercibida. Pero para los canarios que amamos la música popular es un golpe brutal: Esta mañana, víctima de un infarto, ha muerto en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria José Antonio Ramos. Tenía 39 años y era un músico genial.
Si hay un instrumento que identifica el folclore y la música popular canaria es el timple. Una especie de guitarra pequeñita de cinco cuerdas y una cajita de resonancia estrecha y abombada, que tiene un parentesco cercano con el cuatro venezolano. Una historia curiosa la de nuestro timple, porque resulta imprescindible en cualquier grupo que interprete música canaria y en las fiestas populares, pero hasta hace relativamente poco tiempo no había tenido categoría de solista: Servía solamente de acompañamiento.
Pero un pequeño grupo de timplistas se rebeló hace unos años contra ese corsé, y ha llevado al humilde timple a cotas impensables. José Antonio Ramos era uno de ellos.
Era un virtuosista increíble, y un alma inquieta que no descansó nunca en pos de dar aires nuevos a su instrumento, renovándolo y adaptándolo a los nuevos tiempos. Él tuvo la idea de crear el timple electroacústico, que diseñó y construyó con ayuda de algunos miembros de Les Luthiers. A partir de ahí las posibilidades se volvieron infinitas, y José Antonio Ramos las aprovechó como compositor e intérprete: Su música se sumerge en la raíz popular canaria, pero también en el jazz, el flamenco, la música celta y de otros muchos lugares del mundo. Además de sus discos como solista, colabora con un sin fin de intérpretes: Los Sabandeños, René González, Gorka Gassman, Kepa Junkera, Pedro Guerra, Larry Jean Louis, Carlos Núñez, Mestisay... Su fama se entiende sin parar entre ciertos círculos, y da conciertos por todos los rincones del planeta. Pero su labor no queda aquí. Porque igual de importante es su faceta de enseñante, creando su propia escuela de timple y colaborando con El Conservatorio Superior de Música de Las Palmas y diversas instituciones culturales de las islas.
Las primeras noticias indican que falleció cuando se encontraba en pleno proceso de grabación de un nuevo disco. Todo indica que el infarto se produjo cuando se encontraba sólo, haciendo ejercicio en una bicicleta estática. Se nos ha ido de esta manera tan absurda un personaje emblemático de la cultura isleña. Irreparable. Ese es el término exacto para calificar esta pérdida. No pierdan oportunidad de escucharle si pueden: me van a agradecer el consejo.
Si hay un instrumento que identifica el folclore y la música popular canaria es el timple. Una especie de guitarra pequeñita de cinco cuerdas y una cajita de resonancia estrecha y abombada, que tiene un parentesco cercano con el cuatro venezolano. Una historia curiosa la de nuestro timple, porque resulta imprescindible en cualquier grupo que interprete música canaria y en las fiestas populares, pero hasta hace relativamente poco tiempo no había tenido categoría de solista: Servía solamente de acompañamiento.
Pero un pequeño grupo de timplistas se rebeló hace unos años contra ese corsé, y ha llevado al humilde timple a cotas impensables. José Antonio Ramos era uno de ellos.
Era un virtuosista increíble, y un alma inquieta que no descansó nunca en pos de dar aires nuevos a su instrumento, renovándolo y adaptándolo a los nuevos tiempos. Él tuvo la idea de crear el timple electroacústico, que diseñó y construyó con ayuda de algunos miembros de Les Luthiers. A partir de ahí las posibilidades se volvieron infinitas, y José Antonio Ramos las aprovechó como compositor e intérprete: Su música se sumerge en la raíz popular canaria, pero también en el jazz, el flamenco, la música celta y de otros muchos lugares del mundo. Además de sus discos como solista, colabora con un sin fin de intérpretes: Los Sabandeños, René González, Gorka Gassman, Kepa Junkera, Pedro Guerra, Larry Jean Louis, Carlos Núñez, Mestisay... Su fama se entiende sin parar entre ciertos círculos, y da conciertos por todos los rincones del planeta. Pero su labor no queda aquí. Porque igual de importante es su faceta de enseñante, creando su propia escuela de timple y colaborando con El Conservatorio Superior de Música de Las Palmas y diversas instituciones culturales de las islas.
Las primeras noticias indican que falleció cuando se encontraba en pleno proceso de grabación de un nuevo disco. Todo indica que el infarto se produjo cuando se encontraba sólo, haciendo ejercicio en una bicicleta estática. Se nos ha ido de esta manera tan absurda un personaje emblemático de la cultura isleña. Irreparable. Ese es el término exacto para calificar esta pérdida. No pierdan oportunidad de escucharle si pueden: me van a agradecer el consejo.
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