jueves, 19 de junio de 2008

A MIGUEL HERNÁNDEZ (Poeta enorme, hombre sencillo)


Vino el poeta,
y como el rayo
que no cesa
habitó entre nosotros.
Vientos del pueblo
le trajeron
desde la humildad
para pedir la luz
y la palabra.
De su fértil corazón
hecho de amor y sementera
hemos sabido
que aunque tengamos
los huesos habituados
a las penas,
si conservamos
la risa en los ojos
y florecen los besos
en las almohadas,
nunca perderemos
los altos andamios
del sol, los trigos
y las flores...



"Adiós, hermanos, camaradas y amigos.
Despedidme del sol y de los trigos"
(El poeta, en las paredes de la cárcel
de Alicante poco antes de morir)
Este poema está construido
como homenaje sincero, usando
retazos de sus versos.

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