miércoles, 18 de junio de 2008

LÁGRIMA


Que bien se está, sumergido en la oscura inmensidad de tus ojos... Aquí, contemplando un mar lleno de rizos blancos, donde ondas de luz danzan alegres en la superficie y alborotadas gaviotas sonríen a los barcos que se pierden en la lejanía. Siento como si la imagen que contemplamos juntos se engrandeciera por momentos, y el océano intentase alejarse de nosotros por el mismo lugar donde la tarde estalla en una mixtura de rojos y amarillos. Las gaviotas se alejan, como arrastradas por una potencia cósmica. Los buques se pierden de vista, al traspasar la frontera marcada por el horizonte. El sol es succionado por la fuerza gravitatoria de la noche y las nubes ruedan por el cielo envueltas en llamas. Un extraño impulso me arrastra volando sobre este instante de caos, y siendo que me encuentro al borde mismo de la angustia. A pesar de hacer un ímprobo esfuerzo, no logro sostenerme en tus pestañas. Salgo al aire en medio de un infinito sentimiento de añoranza que empieza a abatirse sobre nosotros, y le digo adiós a la profunda extensión de esos ojos. Al menos tengo la oportunidad de acariciarte mientras bajo rodando por tu mejilla...

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