viernes, 20 de junio de 2008

GATOS


Viven en nuestra casa
pero es sólo de prestado,
porque su hogar está en el mundo.
Las cuatro paredes del nido
se le quedan pequeñas
a sus espíritus bohemios.
Hay que disfrutarlos
mientras podamos verlos
durmiendo su gracia innata
en las nubes que conforman
su rincón preferido,
moverse con paso ligero
y modales corteses,
lamerse las garras ocultas
mientras pulen la vanidad
que les otorga la felina belleza
de un cuerpo perfecto.
Mis gatos me enseñaron
cosas importante de la vida:
Aprendí que es bueno
dejarle su espacio vital a los demás;
que es necesario
dejar tu huella en el mundo,
aunque sea un chorrito de orina
en alguna esquina;
que la curiosidad puede matar,
pero la satisfacción resucita,
Me ilustré en encender
las tardes con paciencia infinita
y olvidarme de la muerte en la noche.
Conocí lo que es ser libre
para amar, sentir y luchar;
a realizar, en suma,
lo que le corazón nos dicte.
Y lo que es más importante:
Que sólo se ama de verdad
cuando no se espera recompensa alguna.

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