jueves, 12 de junio de 2008

CAMINOS


Con la mirada perdida
y el frío en los huesos
llegan a nuestras costas.
¿Habrá salido el sol
mientras navegaban
en sus frágiles barcas?
Manos enguantadas
se esfuerzan en dar consuelo,
al recibirlos,
y no pueden evitar
estremecerse de amargura
en las tinieblas de su llegada.
Por su parte,
las mentes bienpensantes
andan desconcertadas
porque se atrevan a tanto.
Y se dictan leyes, normas,
coacciones y amenazas
con el fin de pararlos.
Temen su valentía,
los arrestos con que afrontan
el futuro que les aguarda,
los famélicos recuerdos
y la perseverancia
que traen consigo.
Ilegales, les dicen,
cuando lo que representan
está henchido de justicia,
y les empuja la desesperanza
que sembramos en los lugares
desde donde partieron.
Ellos están llegando
y lo seguirán haciendo
le pese a quién le pese:
Es a nosotros
a los que aún nos queda
un largo camino que recorrer.

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