domingo, 20 de abril de 2008

ENREDADOS


Relaciones humanas
que se esconden
detrás de una pantalla,
nuevo concepto de afectos
en el que no hay miradas,
manos que se estrechen,
ni abrazos afectivos.
Relaciones donde
reflejamos lo que somos
o nos apetecería ser,
lo que sentimos
o sospechamos sentir,
lo que vivimos
o hemos soñado vivir

Escudados tras el anonimato
que nos sirve de protección,
palpamos el planeta,
llevamos nuestra rutina
de leer y ser leídos,
abordar y ser navegados,
tejiendo redes con otras vidas
verdaderas o irreales,
con diferentes pensares
y distintas sensibilidades.
Nos consideramos
interconectados con el mundo,
pero no nos abandona
una cierta sensación de soledad,
pues son conexiones
que nunca escapan
al sabor de la provisionalidad.

Inmersos en una red colosal
donde no existen las distancias,
nos movemos virtualmente,
creamos lazos
que suponemos afectivos
con una facilidad pasmosa,
y en el mismo instante
en que lo deseamos,
encontramos un lugar
para lo que creemos amistad,
un soporte aparente
para dejar volar las fantasías,
la broma elemental,
la seducción intangible,
o el espejismo sexual más impreciso.

Abrimos nuestra alma
con una facilidad
nunca antes experimentada,
intentamos sobreponer
las frustraciones de la vida real
con la ilusión de que al otro lado
hay alguien que nos entiende.
Pero en el fondo también sabemos
que callamos tanto o más
que lo que decimos,
y nos sentimos a salvo
de vínculos comprometedores,
porque en cualquier momento
podemos desaparecer para siempre
con un simple golpe de ratón.

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