viernes, 28 de marzo de 2008

SOÑÉ UNA NOCHE


Soñé con una noche
en la que el mar era el custodio
de un ramillete de aromas,
y mientras paseábamos
sobre su estela húmeda,
descendió la magia
a unir el barro con el barro.
Se incendiaron la tarde y la carne,
nos venció el vendaval,
casi sin darnos cuenta
rodamos por la arena
hasta una hamaca de agua,
donde el oleaje agitaba
su blanca cabellera
lavando nuestras heridas,
enseñando a nadar las voluntades.
Luego vino la calma
y sentimos alejarse el crepúsculo
convertidos en crisálida.
Fuimos dos orillas unidas,
libres de cualquier recelo,
encontramos el tiempo
enredado entre los dedos,
lo compartimos
tomándonos de las manos
y ya era un nuevo mañana,
o quizás otro sueño
contigo de protagonista,
porque ahora el crisol del despertar
no se entiende sin tu materia.

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