viernes, 21 de marzo de 2008

QUINCE ESCALONES

Imagen: "Escalera", óleo de Jesús Copiani
Bajó la escalera con el peso de la tristeza a cuestas. 15 escalones que se sabía de memoria, pero que ahora tenían un significado distinto. Hoy eran pasos de despedida: El amor había perdido la batalla, y se veía obligado a batirse en retirada. Cada paso era la metáfora de una historia que estaba a punto de escribir el capítulo final... Los fue contando sin pensar, mientras la memoria jugaba con su mente...

Primero: Cuando la conoció no fue capaz de mirarla a los ojos, porque el corazón se le salía por ellos.

Segundo: Creo que te conozco pero no logro recordar de qué. Era mentira, claro. Los dos lo sabían.

Tercero: El olor de su cabello era un jardín, y su cuello un refugio contra las tormentas.

Cuarto: Aquella tarde en el café, le dijo lo que sentía.

Quinto: Las gotas resbalaban suavemente por el cristal de la ventana.

Sexto: Por primera vez cerró los ojos sintiendo al lado su presencia.

Séptimo: El día que se olvidó de contar los escalones, decidieron vivir juntos.

Octavo: Los dos en la cocina, desayunando en silencio. Ella despejaba el pelo de su frente. De fondo, el sonido de la cafetera.

Noveno: El ajetreo del trabajo. Las disculpas por las noches fuera. Los desencuentros de los que difícilmente se regresa.

Décimo: Las cenas de ella sola. Los silencios. Las miradas que huyeron lejos.

Undécimo: Ella no estaba. Después llamó. Se vieron en terreno neutral. Procuraron comportarse como seres civilizados. Decidió volver.

Duodécimo: Cómo se extraña la respiración de quien se ha ido. Aunque se encuentre a tu lado.

Decimotercero: Los recuerdos están por todas las esquinas, pero aunque intentan evitarlo, ya forman parte del pasado.

Decimocuarto: Él mira por la ventana. Ella le mira a él.

Decimoquinto: La última noche. La despedida. Esta vez han decidido que se iría él. Al menos fueron lo suficientemente valientes como para despedirse.

Salió de la casa mirando al suelo, como la primera vez que la vio. Bajó la escalera en silencio. Pensó que arrepentirse es otra forma de morir. Al fin y al cabo su historia tenía mucho de predecible, como las de la mayoría. Recordó que sobre la cama, todavía las arrugas estaban intactas.

1 comentario:

CRO dijo...

Valla! que recorrido mas ... ¡¡¡escalofriante!!! jaja... haaa... mi genial paco... siempre alimentando mis ideas...