domingo, 20 de enero de 2008

PLEITOS INSULARES Y EFEMÉRIDES


Ya tenemos montada en el horizonte insular una guerrita de efemérides. Ya sé que a los lectores foráneos el tema les va a importar una higa (que más quisiera yo que ocurriese lo mismo con los canarios) pero les puede servir como ejemplo para que conozcan algo de lo que llaman nuestra idiosincrasia y, sobre todo, de la inutilidad de unos políticos que siguen anclados en sacarle rentabilidad a nuestras vergüenzas del pasado, en lugar de buscar soluciones para el futuro. Así que para ellos está pensado este artículo: Se trata de explicarles de la manera menos enrevesada posible qué es eso del Pleito Insular en Canarias y la forma en que pasa de la teoría a la realidad. Igual se aburren cuando no hayan leído ni la mitad. No les guardaría rencor por eso: Reconozco que el asunto debería aburrir hasta a las ovejas. Veamos:
Resulta que Canarias está dividida en dos provincias. Resulta que no siempre ha sido así. Y resulta que esta cuestión de la división provincial, ha dado pie históricamente a lo que se ha llamado el Pleito Insular: La rivalidad entre las dos islas más pobladas (Tenerife y Gran Canaria), y sus dos principales ciudades (Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria) por mantener la hegemonía administrativa, empresarial y política en el archipiélago. El tema ha dado para mucho juego y demasiados fantoches le han sacado rédito a base de fomentar las bajas pasiones de un pueblo que tradicionalmente ha padecido de un bajísimo nivel cultural y cuyas bases económicas fueron el atraso, el hambre y la emigración.
El asunto es como el aquél célebre río: Aparece o desaparece, cada vez que algún sector ve peligrar las prebendas en las que está instalado, o un grupo de presión necesita imperiosamente aumentar sus índices de popularidad de la manera más sencilla y vergonzosa posibles. Unas veces se trata de discutir sobre la capitalidad de Canarias (¿se pueden creer que es compartida por las dos mencionadas ciudades?). En otras han sido la competencia universitaria, o la necesidad de arena para construir una playa artificial, las infraestructuras, la inversión en sanidad... La lista da mucho juego y es interminable.
Lo asombroso del asunto es que la situación económica y social de la sociedad isleña ha cambiado mucho desde que empezamos con el Pleito, pero aún sigue siendo rentable y sale a relucir en los momentos más inesperados, con la complicidad de determinados medios de comunicación que le echan leña al fuego del amarillismo periodístico sin rubor alguno.
En un par de meses hay Elecciones Generales en España. ¿Acaso se podía dejar pasar de largo una oportunidad como esa? Así que un político con fama de hombre serio y cabal, D. Jerónimo Saavedra- a la sazón alcalde socialista de Las Palmas- se le ocurre la brillante idea de que la isla ha de conmemorar el 80 aniversario de la división de Canarias en dos provincias, porque supuso el despegue económico de su ciudad y el nacimiento de esta región tal y como la conocemos. Debemos reconocerle la intención, quizás un tanto cándida, de tratar de no convertir la celebración en un agravio a terceros, ya que se ha intentado llevar a cabo de una manera discreta. Pero cualquier gran incendio comienza con una pequeña llama. Y si estamos metidos de lleno en la precampaña electoral, más aún.
Así que el Ayuntamiento de Santa Cruz ha respondido a lo grande: Por unanimidad de todos los grupos políticos presentes en el consistorio, se ha decidido incorporar el 27 de enero como día festivo en la ciudad para conmemorar la fecha en la que, en un lejano 1822, fue designada como Capital de Canarias, que mantuvo durante 105 años.
Ya estamos de nuevo con el consabido “Y yo más...”. Sorprendente decisión la de los mandamases santacruceros, cuando durante siglos han hecho caso omiso de forma vergonzante e inexplicable de la que debería ser principal conmemoración de la ciudad y la isla: La victoria un 25 de julio sobre la armada inglesa del almirante Nelson y su consiguiente fracaso en la proyectada invasión de Tenerife: La única derrota en su brillante carrera militar, que le costó incluso su brazo derecho. El olvido de la ciudad a los héroes de aquellas jornadas y el ejemplar trato dado a los vencidos, a los que cuidaron con esmero hasta su evacuación, resulta sangrante.
Pero algunos canarios tienen tendencia a construir nuestra identidad sobre las ruinas de la isla vecina. Puede que sea esa la manera más simple de dotarse de una identidad definida. Si fuese así, ya tengo la explicación del por qué siento cada día más desprecio por las identidades patrias.
Les pido de nuevo perdón a los que todo esto les suena a majaderías descerebradas, pero siempre he pensado que es positivo airear las propias vergüenzas. Y esta en concreto me mantiene haciendo equilibrios entre el asqueo y el cabreo mayúsculo.

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