lunes, 10 de diciembre de 2007

MÁS SOBRE INMIGRACIÓN


Reflexionar sobre una cuestión tan importante como la inmigración ilegal que llega a nuestras costas puede resultar descorazonador. Dejemos a un lado por una vez el aspecto más dramático y espectacular del tema –el viaje en barca y las condiciones en que llegan- y pasemos a echar un vistazo a lo que está sucediendo una vez que están aquí. Cuestión, por cierto, que pocas veces llega al gran público, y cuando lo hace es de una forma interesada, porque es donde el continente europeo muestra de nuevo su cara más insolidaria. Y cuando me refiero a Europa, no hablo de un ente abstracto, sino que me refiero a todos: Desde los medios de comunicación, donde sólo salen noticias de los “ilegales” cuando hay muertes o sucesos de los que alguno puede llegar a ser protagonista. De los políticos, que aprovechan estas cuestiones para medrar en busca del rédito fácil. O de los europeos de a pié, que caen en la trampa de considerar a los sin papeles como un peligro en cuestiones como el trabajo o la seguridad ciudadana. En Canarias sabemos mucho de todo esto porque somos territorio fronterizo y hemos de batallar con estas cuestiones día sí, y otro también.
Analicemos las respuestas que se le está dando a esta situación:
Lo primero y lo más sencillo, es quitarse a los recién llegados de encima cuanto antes. O deportación, o que el vecino se las apañe con ellos. Esta política del avestruz se complica cuando se trata de menores porque la ley impide las deportaciones, con lo que en las islas sólo queda el recurso de culpar a las demás autonomías o al gobierno central por insolidarios. Así podemos quejarnos de falta de financiación cuando no se piden las ayudas en tiempo y forma, o se derrocha el dinero en empresas que van de ONGs por la vida, y enmascaran suculentos negocios particulares haciendo el trabajo que debería ejecutar la administración: Estupenda manera de convertir un problema mal gestionado en un arma electoral de primera fila, algo que se está convirtiendo en moneda corriente en el gobierno de Paulino Rivero.
Pero hay menores que se quedan entre nosotros. No se preocupen ustedes, que el sistema se autorregula en caso de necesidad para aprovecharlo todo: Lo primero es mostrarles las ventajas del consumo. Es sencillo enseñarles a comprar porque la tentación es grande, así que se reparten cheques regalo o una paga para engancharlos pronto, a pesar de la opinión en contra de sus educadores. Por otro lado deben ilustrarse en un español básico (lo imprescindible para entender las órdenes) y aprender a trabajar en los peores sectores: Moldeamos de esa manera a un futuro trabajador domesticado, que aceptará lo que sea con tal de mantenerse entre nosotros convertido en un eficaz consumista.
Un sistema fantástico el que se ha montado. Cuantas ganancias proporciona: Gana el advenedizo que les organiza el viaje, el partido político que logra sacar tajada del problema, la ONG que antepone los beneficios al bienestar de los menores y los empresarios que les venderán libertad a cambio de bajos salarios y marcas comerciales. No pueden negar que es un negocio redondo. Y por si a alguno se le ocurrieran ideas peligrosas, no está de más fomentar las actitudes racistas de la población, mostrando a estos chicos como cabezas de turco de las carencias e injusticias que el sistema económico conlleva...

Una última reflexión a raíz de una noticia que está pasando desapercibida: La Comisión de Derechos Civiles del Parlamento Europeo acaba de aprobar una propuesta de directiva presentada por el eurodiputado conservador alemán Manfred Webwe y que de inmediato será planteada al Pleno, por la cual se autoriza a los estados miembros a encerrar un máximo de 18 meses a los inmigrantes que van a ser deportados. El proyecto de 'La expulsión y retención de inmigrantes sin papeles' fue aprobado por 46 votos a favor y 5 en contra. Algo realmente inaudito cuando estamos hablando de una falta administrativa, pues ninguna legislación europea considera delito la inmigración irregular. Recordemos que cuando Nicolás Sarkozy aprobó en 2003, durante su mandato como Ministro del Interior en Francia, ampliar el período de retención de 12 a 32 días, se montó un escándalo por parte de la oposición de izquierda e incluso por parte de la mayoría gobernante. Ahora, cuatro años después, todos los grupos en el Parlamento Europeo, incluyendo la izquierda, están a favor del plazo de 18 meses. No me digan que no avanzamos: El problema para los inmigrantes es que lo hacemos como los cangrejos.

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