jueves, 6 de diciembre de 2007

MIS PALABRAS


El viaje era en búsqueda de algo que contar,
y quise hacerme acompañar por palabras
que tenía desperdigadas entre los recuerdos,
las experiencias y las lecturas de una vida:

Las encontré al barrer debajo de la cama,
formando parte de imágenes descoloridas
o rociando de aromas las paredes del salón.
Revolví en el fondo de los viejos armarios,
arranqué la adheridas a prescritas cicatrices.
Busqué las que llevaba prendidas en la memoria,
y recordé emocionado las que me narró mi abuelo,
o las que tanto me sorprendieron en los libros.

No podía dejarlas abandonadas a su suerte:
serían mis armas para enfrentarme al mundo.
Las conservé debajo de la gorra, en los guantes,
los bolsillos, y hasta en el interior de los zapatos.

Vano intento: las palabras nacen de improviso
y mueren de olvido cuando su tiempo ha pasado.
Van y vienen, y se muestran esquivas a veces:
cuando se te quedan en la punta de la lengua,
o las olvidas en el momento menos adecuado.
A todas ellas hube de dibujarles su despedida
con puntos y tristezas, con comas y suspiros...

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