martes, 11 de septiembre de 2007

11 DE SEPTIEMBRE: Chile

Mucho antes de los sucesos de Nueva York, esta ya era una fecha trágica en la historia: El 11 de septiembre de 1973 se produjo en Chile el golpe militar apoyado por Estados Unidos que llevó al poder a Pinochet. Durante el mismo, fue brutalmente atacado por el ejército el Palacio de la Moneda, sede del Gobierno chileno donde se encontraba en aquellos momentos el Presidente Salvador Allende, que se negó a entregarse a los golpistas y que falleció en el transcurso de los enfrentamientos.
Allende, había participado en la fundación del Partido Socialista, y fue uno de los valedores de la Unidad Popular, una coalición de partidos de izquierda (socialistas y comunistas), más otros grupos menores socialdemócratas y cristianos. En 1970 fue elegido Presidente, a pesar de que las encuestas (incluyendo los pronósticos de la CIA), daban ganador al canditado de la derecha. La intención era conseguir una nueva vía hacia un socialismo democrático, que fuera la esperanza para los pueblos de América Latina.
La esperanza se frustró porque comenzaba un período de convulsiones sociales alentadas desde Washington, que culminaron en el Golpe Militar de septiembre de 1973, inaugurando un periodo de represión, muertes y exilio nunca antes visto en un país que siempre había sido un ejemplo de respeto a las reglas del sistema democrático.
La lucha de Allende, y la manera en que se produjo su muerte, poniendo sus convicciones y el respeto hacia lo que representaba por encima incluso de su propia vida, es un ejemplo que sigue conmoviendo tras el paso de los años. Su figura se engrandece, mientras que el culpable de su muerte, Augusto Pinochet, ha terminado siendo un ejemplo de villanía, cobardía y traición.
Entre las miles de víctimas del golpe estuvo el cantautor Víctor Jara, salvajemente torturado y muerto en los sótanos del Estadio Nacional de Santiago, convertido en gigantesca prisión. Antes de ser capturado, aún tuvo la oportunidad de dedicar unos versos al Presidente, verdaderamente estremecedores teniendo en cuenta lo que a él mismo le ocurriría pocos días después. Son estos:
"Ahí debajo de la tierra,
no estas dormido, hermano, compañero.
Tu corazón oye brotar la primavera
que como tu soplando iran los vientos.
Ahí enterrado cara al sol,
la nueva tierra cubre tu semilla,
la raiz profunda se hundirá
y nacerá la flor del nuevo día....
Tu muerte muchas vidas traerá,
y hacia donde tu ibas,
marcharán cantando con alegría"...
Su último discurso público, pronunciado en los instantes previos al asalto definitivo al palacio, es un monumento al amor por su pueblo, y a la lucha en favor de la democracia. La calidad del sonido no es demasiado buena, pero se comprende dadas las circunstancias. El estruendo final, indica también el comienzo de la barbarie. Pero Allende tuvo razón: Al final aires de libertad recorren de nuevo las grandes avenidas de lo que una vez fue una Santiago de Chile ensangrentada.´
Nunca este blog se ha sentido más honrado que reproduciendo sus palabras, Presidente. Y si de algo le vale, quiero que sepa de mi admiración más profunda y sincera. Tenemos tan poco ejemplos a seguir, que el suyo es un tesoro para la humanidad. Salvador Allende: ¡Siempre presente!


1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias por "regalarnos" este discurso. Lo había leído pero el oirlo en vivo emociona hasta el infinito. De verdad que la historia nos regala a veces personajes que hacen a uno sentirse orgulloso de ser Humano.
Besos
Genia