lunes, 25 de junio de 2007

EL TEIDE

El canario sabe que hay muchos Teides:
Está el majestuoso centinela
emergiendo del mar de nubes,
monumento de la naturaleza
a nuestra propia identidad.
Es ese mundo de extrañas formas,
morada de Guayota el maligno,
un paisaje donde la lava triunfa
y la vida se esfuerza por brotar.
Es un museo natural al aire libre,
donde lo sorprendente aguarda
en cada recoveco del camino.
Está el manto blanco del invierno,
el sano divertimento de un pueblo
al que la extrañeza de la nieve
le significa juegos y diversión.
Es el sabor del bocata de tortilla
y la calidez del trago de vino
para calentar un poco el cuerpo.
Es en verano una carretera discurriendo
entre curvas, niebla y pinares,
para encontrar arriba un sol ardiente
y los turistas embadurnados de crema.
Está la hermosura de la primavera
envuelta en un ramillete de colores
con los tajinastes y retamas en flor.
Son los senderos, las caminatas,
descubrir desconocidos rincones,
la lenta ascensión a pie hasta la cumbre,
y el premio de un asombroso paisaje
de siete islas tendidas a tus pies.
Es el Padre Teide, el nuestro,
tutelando el discurrir de la vida isleña.
Presente en las artes, el comercio,
vivo en el álbum de los recuerdos,
el calendario del año próximo,
la imagen en el monitor del ordenador.
Es mucho más que una montaña
o el acaso del volcán adormecido:
Es el amor del canario a su tierra
y poesía viva hecha paisaje:
Un presente, en suma, para la humanidad.




No hay comentarios: