martes, 15 de mayo de 2007

¿ELECCIONES? ¿MUNICIPALES?

En un programa de radio, un profesional del humor comenta la situación política que se vive en España argumentando que parece que se ha detenido el tiempo. Y es cierto. Intenten recordar los titulares de los periódicos de hace un par de años y miren los de hoy mismo. Encontrarán pocos cambios. Se hablan de las mismas cosas y en idéntico tono desabrido. No los voy a repetir aquí, porque sería hacerle el juego a una clase política que no se lo merece. Cansan, ¿verdad? Seguro que ese sentimiento no es solamente mío. Nos hunden la moral con estupideces que no conducen a nada y luego hablan de la obligación y el deber de votar. De acuerdo con esto último, pero las obligaciones no atañen solamente a los electores, tengo entendido que también deberían afectar a los elegibles. Es algo referido a cumplir con los programas electorales. Sí, porque aún existen, ¿no? Como nadie habla de ellos...
Quizás las aguas andan más revueltas a causa de la cercanía de las elecciones, pero necesito que alguien me ayude a este respecto. ¿Eran municipales y autonómicas o estoy yo equivocado? Perdonen por tanta pregunta, pero entre que los grandes partidos se han tomado la cosa como un ensayo de las próximas generales, los esfuerzos de algunos por echar tierra sobre los escándalos de la corrupción que les salpica, y las ganas de otros por caer en el recurso fácil del populismo y las consignas de siempre; nadie hace propuestas serias. Apuesto a que acabará la campaña sin que podamos tener una idea clara de lo que pretenden para nuestros municipios y comunidades autónomas. Solo hablan para los convencidos, para los que les siguen sin cuestionar nada. Siempre echando mano al recurso fácil, al discurso sin contenido.
Ya sé que no se debería caer en la tentación de hacer comparaciones, pero no puedo evitar sentir envidia ante lo sucedido hace pocos días en Francia, con debates serios e intensos entre los candidatos a la Presidencia del país, que han llevado a los electores a una participación masiva en las urnas. Pero aquí llegará el día después y todos lamentarán la escasa participación, pero nadie será culpable de lo sucedido: Quizás el calor, o la lluvia, que lo mismo da si se opta como siempre por echar la culpa a la climatología.
A pesar de ellos, estas elecciones son importantes. Se trata de designar a los cargos políticos más cercanos a nosotros. Los que tendrán que decidir cuestiones significativas que atañen a nuestras ciudades y pueblos. Desde la ordenación del territorio hasta el agua que consumimos, el tratamiento de los desechos que creamos, el mantenimiento de jardines y calles, las formas de participación ciudadana... Todo eso y mucho más dependerán de lo que hagamos el día 27.
No estaría mal que algo se moviera de una vez en este país. Ojalá podamos comprobarlo en el día después, pero mucho me temo que el tiempo va a seguir detenido. A no ser que sea para hacernos más viejos, que en esa cuestión avanza con demasiada velocidad para mi gusto. Al menos en lo que me toca...

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