jueves, 15 de marzo de 2007

LA HORA DEL ADIÓS


Llegó la hora del adiós.
¿Olvidas algo? ¿No? Bien...
Creo que nada más queda por decir.
O sí...Te dejo. Me dejas. Espera...
Afuera llueve.No hay prisa.
Esperemos a que escampe.
Abrígate bien. Hace frío este invierno.
¿No te dejas nada? ¿Las fotos, las cartas?
Sigues igual de guapa. Cuántos recuerdos...
Mírame por última vez,
como me mirabas antes...
Separarnos.
Cuanto esfuerzo costaba ya
intentar ser lo que fuimos un día...
Cuando salgamos
cada cual tomará su senda,
tendré que aprender a vivir solo,
pero ese es un reto
que estoy dispuesto a afrontar.
Espero que algo nos quede.
No me gustaría darle facilidad al olvido,
aunque de alguna manera seas el pasado.
Sería triste encontrarnos por la calle
después de meses sin vernos,
teniendo sólo referencias de conocidos mutuos,
y que la indiferencia haya sustituido
lo que sentimos un día el uno por el otro.
Nos quisimos mucho, ¿verdad?
Cuantas ilusiones... Afortunadamente
conseguimos que alguna se hiciera realidad.
El gran error fue pensar que éramos distintos,
que estábamos al margen de la erosión
que inevitablemente causa el paso del tiempo.
Acércate a la ventana, ven, mira...
sigue lloviendo, cada vez más fuerte.
Parece que el tiempo llora por nosotros.
¿Por qué no me miras? ¿Qué te ocurre?
¿Y esas lágrimas? Dios mío...
Sigo si poder soportar verte sufriendo.
Puede que...,
quizás podrías quedarte, sólo un poco.
No sé cómo,
pero aunque hayan cambiado tanto
tu corazón y el mío,
tal vez no esté todo perdido.
Ahora, en este abrazo
que podría ser el último,
tú podrías hacer trizas tu hastío
y yo derrotar a mi insondable soledad.

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